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viernes, 4 de mayo de 2012

¿Cómo nos afecta el estrés?

El estrés se define como una respuesta fisiológica que se activa como mecanismo de defensa ante situaciones que exceden los recursos del organismo que ha de enfrentarse a ellas y que, por tanto, las percibe como amenazantes. Este mecanismo puede resultar útil ya que advierte al organismo de la necesidad inminente de buscar una forma de hacer frente a tales situaciones, además de aportar energía y excitación necesarias para tal fin.

Sin embargo, es frecuente que individuos sometidos a episodios de estrés acaben padeciendo síntomas negativos tales como problemas de memoria, falta de concentración, contracciones musculares involuntarias (tics) y, si estos episodios se continúan durante largos periodos pueden desembocar en problemas mayores como el insomnio o incluso llevar a la depresión, entre otros trastornos psicopatológicos. 

Desgraciadamente la lista de consecuencias malignas del estrés no acaba ahí sino que, por el contrario, continúa alargándose día a día. De hecho, cada vez más investigaciones apuntan a una estrecha relación entre el sistema nervioso central (SNC) y el sistema inmunológico (SI) y a que existen numerosas vías como la del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) que, ante el estrés, desencadenan respuestas fisiológicas con efectos inmunosupresores.

Esto acarrea importantes y serios problemas de salud como el aumento del riesgo de contraer enfermedades infecciosas o cardiovasculares y la acentuación de los síntomas asociados a ellas. Un ejemplo de respuesta producida por el eje HPA es la secreción de hormonas corticoides como el cortisol que conlleva un aumento de la glucosa en sangre e inhibe la acción de determinados compuestos encargados de estimular la actividad de los linfocitos, con lo que aumenta la vulnerabilidad a gentes patógenos.

Además, está constatado experimentalmente que el desarrollo de multitud de enfermedades es desfavorable en aquellos pacientes que han sufrido episodios de estrés recientes o que reaccionan negativamente al ser conscientes de que padecen dicha enfermedad. De forma contraria, aquellos pacientes que reciben apoyo social y mantienen una actitud optimista ante su enfermedad son los que mejor evolucionan a ella. Y esto se ha llegado a probar en casos de infecciones del virus VIH e incluso de tumores.

Sin duda estos hallazgos constituyen una prueba irrefutable de que la psique influye en los procesos fisiológicos y de lo beneficioso que resulta mantener una actitud optimista ante la vida. Como suele decir el Dr. Mario Alonso Puig, médico español y especialista en liderazgo y gestión de estrés, enfrentarse a un problema real (como una enfermedad) con coraje y con esperanza es lo que te da la fuerza y la energía necesaria para afrontarlo y superarlo.

2 comentarios:

  1. el estrés no es ningún juego con el que uno debe tenerle importancia pues ternimara provocando en un tiempo enfermedades

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